
En el día a día del cubano, una pregunta se repite con creciente ansiedad: «¿A cómo está el dólar hoy?». La respuesta, para muchos, no proviene de una entidad bancaria ni de un mercado regulado, sino de «El Toque», una plataforma digital que se ha erigido como el principal referente del tipo de cambio informal en Cuba. Sin embargo, detrás de su aparente utilidad, se esconde un mecanismo que, lejos de reflejar la realidad, parece estar activamente inflándola, con consecuencias devastadoras para el pueblo y los negocios en la isla.
El objetivo de este artículo es claro: exponer por qué El Toque no es una fuente confiable y fomentar que la población deje de utilizarlo como referencia para proteger su propia estabilidad económica.
La falacia de la fuente de datos
El pilar de cualquier indicador económico es la validez de su fuente. El Toque falla en este aspecto fundamental. La plataforma es gestionada por un grupo de personas desde el extranjero, sin ninguna afiliación, supervisión o transparencia vinculada a la economía real de la isla.
Sus datos no provienen del Banco Central de Cuba (BCC), la única entidad con autoridad monetaria en el país, ni de ninguna otra institución financiera oficial. En su lugar, la plataforma alega utilizar una metodología opaca, basada supuestamente en anuncios de compra-venta en redes sociales. Este método es intrínsecamente manipulable, permeable a la especulación y no representa el volumen real de las transacciones que ocurren.
En la práctica, El Toque no «mide» el precio de la moneda; lo «fija». Se ha convertido en un marcador que establece un precio que los vendedores luego adoptan, creando una peligrosa profecía autocumplida.
El Impacto económico: Asfixiando al pueblo y los negocios
La «tasa» de El Toque, aunque virtual y no oficial, tiene un impacto dolorosamente real en la fijación de precios en toda la economía cubana.
1. Para el Pueblo: Cuando El Toque publica un aumento en el precio del USD o el Euro, los precios de los productos básicos se disparan casi de inmediato. Los vendedores (tanto estatales como privados) que importan mercancías o insumos ajustan sus costos basándose en este marcador especulativo. El resultado es una pérdida brutal del poder adquisitivo del salario en moneda nacional. El cubano de a pie ve cómo su dinero vale menos cada día, no necesariamente porque haya más demanda real de divisas, sino porque el referente digital así lo dicta.
2. Para los Negocios (MIPYMES y Privados): Para los pequeños y medianos empresarios de la isla, la volatilidad inducida por El Toque es un obstáculo insuperable. Es imposible crear un plan de negocios, establecer precios estables o calcular costos de reposición cuando el supuesto valor de la moneda de referencia cambia caprichosamente.
Muchos negocios se ven forzados a paralizar ventas o a indexar sus precios directamente a esta tasa no confiable, trasladando el riesgo y la inflación directamente al consumidor final. Esto no es libre mercado; es operar en un entorno distorsionado por un actor externo y opaco.
Un llamado a la racionalidad: Dejar de legitimar la especulación
Mientras la población siga validando a El Toque, dándole «clics» y usándolo como referencia principal, seguiremos alimentando el motor de la especulación.
Es imperativo entender que El Toque no es un simple termómetro; se ha convertido en la mano que sube la fiebre. No beneficia a la economía cubana, no genera valor y no responde ante nadie en la isla por las consecuencias de sus publicaciones.
La única forma de frenar esta espiral inflacionaria inducida es dejar de usar El Toque. Consultar sus cifras y, peor aún, realizar transacciones basándose en ellas, es un acto que perjudica colectivamente a la economía. Es hora de rechazar los marcadores virtuales no confiables y buscar estabilidad en los mecanismos formales y en la economía real, por limitados que sean, en lugar de ceder el control de nuestros precios a una plataforma extranjera sin validez.
Comentarios